3.5.11

¿Realmente tenemos libertad?

La mayor parte de nuestros países la proclaman y declaran abiertamente la existencia de ella en nuestras vidas.
La sociedad de hoy en día no cumple el famoso consejo "Predicar con el ejemplo". Como es habitual en nuestra naturaleza humana, nos es más fácil y rentable observar y criticar los fallos de los demás, y poniendo estos como excusa, movidos por nuestros propios intereses, unirnos a guerras y disputas infructuosas, como consiguiente, también se acaba con la libertad del pueblo que sufre las consecuencias de las en ocasiones erróneas decisiones, así mismo con ello termina la democracia, carecemos del poder de elegir nuestro porvenir, no hay manera de negarse, no es posible controlarlo. No sería la primera vez que esa "medicina" causa unos efectos secundarios que definitivamente, son mucho peores que la enfermedad.
La vida es como un hilo, que se corta de improviso y sin avisar.
¿Qué sentido tiene la vida humana si de antemano han marcado nuestros pasos por nosotros?¿ Qué hay del libre albedrío?
Creo que es algo que en realidad nunca hemos tenido, de ello quedan pruebas innegables, tales como la monarquía y la religión.
Las tan comunes almas libres, cabezas locas que comparten conmigo la edad, hemos caído en la cuenta de que la anarquía no es posible, no es un método eficaz contra éste problema,pero, ¿De verdad son las susodichas instituciones una solución?
En mi opinión la monarquía es solo una muestra de la nostalgia que en ocasiones nos caracteriza.
¿Por qué hemos de mantener con nuestro bienes un método de control sobre la sociedad ya extinguido?¿ Si su poder ya no tiene influencia, por qué hemos de venerar, admirar y considerar a las distintas casas reales como si fueran sobrenaturales?
Si ya existen repúblicas en distintos países, y está demostrado que los políticos y representantes que "elegimos", cumplen con la función de mostrar nuestra voz ante el resto de la comunidad, dando una imagen no tan fiel como a mí me gustaría de nuestras gentes, ¿Qué sentido tiene mantenerlos así, no eramos todos iguales y por lo tanto, en igualdad de condiciones?
Por otro lado, hace muy poco tiempo hemos sido testigos de la beatificación de el amado Papa Juan Pablo II.
¿Merece de verdad el título de santo?¿ Lo merecen todos esos altos cargos eclesiásticos?
Se ve que en nuestro mundo la manipulación está premiada.
Me pregunto como sería todo si las religiones habidas y por haber, dejaran de alimentar el miedo para conseguir poder y recompensas a cambio, qué sería la vocación propiamente nombrada, la verdadera creencia en los entes sobrenaturales que sirvan para explicar ciertos fenómenos, para saciar nuestra necesidad de creer en algo que nos protege.
Como existen ahora, estoy completamente segura de que habrá muchos otros que ya por propia voluntad o arrastrados, afirmaran no sentir nada alejado de lo exclusivamente científico, los ateos. Ver para creer, ¿No es cierto?
Afirmo ser atea y republicana, son mis propias creencias, nadie me ha obligado a sentirlas como tales.
Creo estar segura de mi punto de vista con respecto a la libre elección de religión en este caso. Pienso que el individuo debe tener una edad lo suficientemente avanzada como para ser capaz de barajar las distintas posibilidades, y mediante la madurez, tomar una decisión en el caso de que quiera hacerlo.
Para mí vocación no es algo que te inculcan desde tu más tierna infancia para el resto de tu existencia.
Para mí no empieza con unos ritos que no es posible comprender con esa edad. No son valores lo que adquieres.
Es algo, que entre muchas otras, corta tus alas desde el minuto 0, acaba con tus posibles convicciones y en ocasiones también con las futuras.
Es algo que limita tu libertad de expresión, de decisión.
Y como bien es sabido, si no está la opción de poder decidir, no hay libertad.

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