¿Es así como podría explicarlo?
¿Cómo es posible que aún siga sin comprender lo que ha ocurrido?
Nada ni nadie tiene la capacidad de llenar ese vacío que has dejado en algún lugar ya perdido en mí misma, almenos por fin me di cuenta de que no volverás para completarlo de nuevo. Qué mentira tan grande, para mí aún no te has ido y algún día tratarás de recuperar tu sitio, que aún conservo bien visible para que no tengas problemas para encontrarlo.
Me repito, lo sé. Enloquezco, siempre fue así.
La cobardía sigue al orden del día, si algún día conoces el menor atisbo de mis sentimientos sé que te reirás de mí tal como siempre has hecho sin escrúpulos, sin preocuparte por lo que yo pudiera sufrir o por la felicidad que esas estúpidas mentiras me producían.
Los comentarios han envenenado demasiado mis pensamientos y ya no sé qué es verdad y qué es pura fantasía. Me queda un recuerdo, un bonito recuerdo que no puedo dejar ir, que sigue atado con alambre de espinas a mis muñecas y que como un globo de helio, libre y veloz, quiere marchar sin que yo se lo permita, causándome más dolor del que puedas llegar a imaginar. Tonterías, dicen, y yo me lo creo.
No es usto echarte la culpa de mi maldita ingenuidad y mi ya confesada estupidez.
Cuando tus pasatiempos dejen de entretenerte, volveré a ser un mero juguete en tus manos, y me llevarás de nuevo a la melodiosa perdición en la que siempre caigo. Volveré a sucumbir, y de nuevo acabaré enterrada entre ilusión, falsas esperanzas y mentiras.