31.3.11

Querido amigo del pasado, acuérdate de mis palabras.

Sigo esperando con impaciencia el día en el que te des cuenta de que no ser tú mismo es la mayor de tus limitaciones, y que hasta el día en el que por fin sepas quien eres realmente, tus inseguiridades jamás cesarán.
Hasta entonces sigue recreando las ideas ajenas...Qué irónico me resulta el hecho de que proclames por ti mismo tu felicidad y el como llegar a ella, cuando tu existencia está constituida de una débil infraestructura de mentiras en las que prevalece tu exclusividad y protagonismo....cuando ese mismo hecho le confiere a tu afirmación la tristeza más profunda.
Es bastante obvia tu tardía inocencia...Quizás las lecciones no te llegaron a su debido tiempo, tal vez tu ciclo haya sido sencillo...Tanto que todo lo que has conseguido no han sido más que concesiones ajenas.
Admitiré que durante años he envidiado tu vida, las sencillez, la falta de compromiso, la ausencia de responasabilidad, la escasez del dolor de la pérdida o la impotencia más allá de algún que otro amor no correspondido, pero esos días cesaron, me siento orgullosa porque pese a la dificultad he aprendido y me he ganado cada uno de mis éxitos, aunque algunos jamás vean la luz como este don de la palabra.
Mientras sigue pensando que tú lo haces mejor que nadie, si eso te hace feliz, me alegro, mi vida tiene mil veces más sentido que la tuya.

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