26.3.11

Han pasado los meses suficientes para cerrar esa herida abierta hace tanto, y curada a base de intentar olvidarte, de repetirme una y otra vez que yo no hice nada erróneo en aquel momento, queda la correspondiente cicatriz que me recuerda tu inevitable presencia en aquel lugar.


Felicidades, no a ti, si no a mí misma, tus palabras jamás tendrán valor sobre mí nunca más, tu influencia no guiará mis pasos, y tu persona no volverá a alimentar mis complejos ni mis miedos, eso ha terminado, tú conseguiste que así fuera, y te lo agradezco.

Me has demostrado que puedo vivir sin el principal aliciente que daba sentido a mi vida, y por ello brindo por ti, por ti, que un día afirmaste no dejarme nunca y hoy, ya no estás a mi lado.


No queda rastro de culpa en mi conciencia, en ningún momento mis palabras estuvieron cargadas con malas intenciones o sentimientos, jamás hubo ni un ápice de falsedad en ellas, y cuando las tuyas sean ciertas, entonces yo me arrepentiré de mis actos y me tragaré cada una de mis palabras, pero creo, y tengo la suficiente poca confianza en tu inteligencia como para saber que eso jamás sucederá.


Tu orgullo no te permitirá recuperarme, es algo más fuerte que tú, es lo que te mueve, pero tengo la certeza, y todos son conscientes, de que todo lo que te sobra de narcisismo y arrogancia, te falta de personalidad, y sobre todo, de razón, me pregunto cuando tu corazón ha sido capaz de sentir algo que no le hayan obligado a sentir, cuando tus lágrimas han denotado verdadera tristeza, cuando realmente me has necesitado.

En realidad, simplemente me has utilizado, a diferencia de ti, no he necesitado que nadie abra mis ojos por mí.



Si algo tengo ahora, es independencia, y te doy las gracias por haberme ayudado a conseguirla, hasta siempre y buena suerte.


Por lo que un día fuimos, por lo que jamás olvidaré...
Por lo que soy ahora, por no saber en lo que te has
convertido tú.

No hay comentarios:

Publicar un comentario