22.11.12

Generación perdida.

No hace falta que resalte la deplorable situación política-económica en la que nos encontramos inmersos,puesto que ella, por sí misma, es capaz de mostrarse tan catastróficamente destacable como es sin necesidad de ayuda alguna.
Y es que una creciente desesperanza comienza a aflorar(si es que no estaba ahí desde tiempos inmemoriales) en nosotros, en cada uno de nuestros hogares, lugares de trabajo(si es que lo conservas o has tenido alguna vez) y centros "educativos".
De primeras puede haber parecido inapropiado el empleo de las comillas al utilizar la palabra "Educación".Te comunico, si has decidido seguir leyéndome, posible lector, que el uso de éstas ha sido más que intencionado.

Efectivamente, habría que replantearse lo que actualmente se presenta como educación, dado que lejos de darte una formación y la capacidad de pensar por uno mismo y formar nuestros propios valores que no atenten contra los que por fuerza hay que respetar, se ha convertido en una forma sencilla de inculcarnos un espíritu derrotista, el pseudodeterminismo que en esta nuestra sociedad elitista se da, que lejos de motivar a los futuros y posibles( o más bien casi imposibles) trabajadores que con su esfuerzo, en unos años afrontarán el desafío que supone llevar a un país a la recuperación, proporcionan desaliento, incertidumbre y , ante todo, demasiado miedo como para creer en la posibilidad de encontrar soluciones, luchar.

Se sobrepasa sin ningún tipo de reparo la línea que separa la concienciación de la situación actual de los mensajes de ira desprovistos de cualquier tipo de mensaje de aliento.
¿Qué puede esperar de la generación de jóvenes? Hemos sido criados en la más suma(aunque aparente) abundancia. Somos egoístas, en ningún momento hemos lidiado con restricciones importantes ni nos hemos visto obligados a tener que esforzarnos por conseguir nada. Sencillamente, por lo general,no hemos crecido en un ambiente en el que esto no era necesario, ni siquiera éramos conscientes de que pudiese ocurrir algo semejante. No disponemos de los medios ni del conocimiento suficientes.

 Progresivamente, gracias a las brillantes legislaciones educativas y los recortes que se han realizado sobre ella, nuestra "educación" está cada vez más destinada a admitir el fracaso, la incultura generalizada y convertirnos en expertos en guardar silencio. Despersonalizarnos llegando al punto de crear simples productos en cadena dispuestos para su inmediato consumo.
Simples máquinas vacías que únicamente están capacitadas para subordinarse a una cabeza "pensante" ávida de poder y dinero y realizar de por vida actividades mecánicas sin posible variación.
Nos "educan" para dejar de ser personas. Para dejar de ser humanos. Somos simples números prescindibles.

La tensión es cada vez más notable y esto es algo que se percibe incluso en el interior de las aulas.
La excesiva competitividad entre los alumnos lleva a la autodestrucción de los mismos y al colectivo del que forman parte. Una agresividad acuciante a consecuencia del pánico nos lleva a cometer esos actos amorales(que no inmorales, puesto que se sabe a la perfección que se está obrando mal) aceptados por la sociedad que nosotros mismos denunciamos cuando vienen de arriba( y con arriba no me refiero a un Dios omnipotente, si no al Estado).

Aún así, he de decir algo a mis compañeros de estudios:
 Es mi último año como simple estudiante de instituto y espero no encontrarme jamás con ninguno de vosotros. Y no por que no os aprecie, respete o extrañe, sino porque muy seguramente, si nuestros caminos se vuelven a cruzar, será para enzarzarnos en un duelo sangriento al disputarnos un puesto de trabajo.

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