8.12.11

Prólogo: A

En algún momento todos nos hemos preguntado la razón por la cual aparecen los llamados traumas infantiles...Nuestros miedos irracionales,al rechazo,a los errores...La timidez, la impulsividad y la incapacidad que muchos tenemos para expresar lo que sentimos.
Es algo asombroso como todas esas cosas se esconden en nuestro interior, bajo nuestra propia piel, dejando impreso en nosotros ese relieve característico marcado con fuego que pese a nuestros intentos nunca se borrará.
A veces necesitamos que alguien los encuentre para darnos cuenta de su existencia,otras, que simplemente nos recuerden que están ahí.
El estilo de vida que llevo últimamente no deja demasiado tiempo para poder pensar. Por eso he decidido escribir hasta que incluso eso se me olvide.
Me encantaría poder decir que tengo que hacerlo sobre papel higiénico como vi mil veces en V de Vendetta, todo sería mucho más dramático, caótico. Simplemente, despertaría la compasión de cualquiera, desataría ese sentimiento de culpa que todos fingimos tener cuando cada mediodía mientras nos disponemos a comer(o aparentamos que lo hacerlo, pues tememos las consecuencias de esto), vemos, que no observamos, esa pantalla que tanto fascina a la mayoría, la televisión, que nos muestra que en ese momento, miles de niños africanos, asiáticos y sudamericanos mueren de hambre en ese momento. Pobrecitos...¿Alguno de nosotros se preocupa de ellos realmente?
Como iba diciendo, mucho más lejos de la realidad, tecleo en un simple documento de word lo que se me pasa por la cabeza cuando estoy consciente, para no perderla del todo, para evitar que explote, quién sabe, soy alguien muy peculiar.
El papel y el lápiz quedan muy atrás en mi memoria,me engañaré a mí misma y me autoconvenceré de que tan solo quiero evitar la deforestación.
Peculiar, aunque también tradicional, empiezo por mi nombre.
Mi nombre...bueno, lo eligieron mis padres, como el vuestro, y es tan simple como cualquier otro, sin carácteres extraños, sin historias complejas o divertidas que expliquen la razón por la que decidieron otorgarme dicho apelativo...
Pero desde hace ya algún tiempo, me llaman Aléthia. No te rías, no es tan raro, viene del griego, como tantos otros, tiene decenas de variantes, pero te sonará mejor si te digo que tú lo has oído como Alicia.
¿Mejor, no?Ya te has situado, es hora de volver a descolocarte.
Es hora de que te preguntes el por qué.
Ni yo misma estoy segura de la razón, pero significa verdad,(y para bien o para mal, soy bastante sincera, y me encuentro tan o más perdida aún que la del cuento.
Sobre todo ahora, que el efecto de las drogas en mi sangre ha cesado, y deja en el ambiente un aura de calidez, pero un calor vacío, ahora que no hay nada que lo aporte.
Tampoco tengo tabaco, y mucho menos ganas de ir ahora a buscarlo.
El alcohol dejémoslo a parte, soy muy joven todavía para caer presa de él. Y ya es muy tarde para pensar eso. Aún así, reservo lo poco que me queda de Vodka para una verdadera tragedia, que aún sigo esperando.
¿Y mi edad?
Bueno, tengo la suficiente como para saber que tu madre quiere que dejes de leer de inmediato, conducir, aunque no tengo carnet ni intención de obtenerlo, el asiento que frecuento es el trasero, unas veces acompañada y otras no tanto.
Odio el color azul, las bodas, las comidas familiares y las fotos que ponen en las orlas de los colegios. Se me olvida hablar cuando se dirigen a mí. Solo me he enamorado una vez en mi vida y espero y creo no volveré a hacerlo más.
Mi vida sigue su rumbo.No me preguntes cuál, pues jamás he tenido en mi poder un mapa.
A mí me guía una de esas brújulas que no señalan ninguna parte más de cinco segundos.
Y ya es suficiente, sabes lo suficiente como para mantener vivo mi recuerdo, te pido que lo mantengas en tu memoria, no seré consciente por mucho más tiempo.

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