2.9.11

A vida o muerte.

Nunca pensé que podría llegar el día en el que pudiera encontrarla, mirar a sus ojos directamente, plantarle cara a la única que se resistía por el momento a mi control y sumisión.
Sabía que debía actuar rápido, que el valor huía de mi cuerpo por momentos, tan solo unos segundos más y estoy segura de que no podría haber conseguido detenerla.
Para mi sorpresa su cara estaba cubierta por vendas, en ese instante no supe si reírme por su aspecto, que en por el momento me pareció cómico. Tan solo por un instante. Una mirada más profunda me hizo comprender que ella, la protagonista de cada una de mis pesadillas, que aún tras ese antifaz fruto de la más pura improvisación podía verme y adelantarse a cada uno de mis movimientos. Era capaz de percibir hasta el más mínimo susurro.
Me abalancé sin más dilación sobre mi enemiga y he de admitir que me impresionó que ella no ofreciera resistencia.
Dejé que toda mi furia, mi miedo, mis miles de noches en vela y cada una de la lágrimas de puro dolor se clavaran en su pecho con fuerza. Quería que desaparecieras, amiga, lo deseaba con toda mi alma.
No iba a dejarte marchar del todo sin antes ver tu rostro al fin.
Con éxito fui capaz de retirar esas vestiduras que imposibilitaban tu visión completa.
Unos ojos dulces, profundos y perdidos en la inmensidad del universo, fue lo primero que pude observar, y no pude evitar asustarme, me resultaban extremadamente familiares.
Yo no estaba herida en ese momento, pero una punzada de dolor recorrió todo mi cuerpo. Eres alguien conocido, quisiste hacerme daño más cerca de lo que pensaba.
Mi mirada siguió intentando reconocerte, parecía que no respirabas. Yo tampoco podía hacerlo.
Tenías cada uno de mis rasgos grabados en los tuyos propios.
-¿ Por qué me haces esto?¿Por qué seguir escondiéndote?- dije ya, cansada, mucho como para poder seguir siendo presa de tus juegos.
-No soy yo la que se esconde, siempre he estado aquí, no he sido yo la que por todos medios ha intentado destruirte, cegarte y borrar las palabras de tu boca. Escondo mi cara ahora porque ahora soy yo la que se niega a ver en qué te has convertido.En qué intentas convertirme. Más acertado es decir que intentas convertirnos.
Todos tus intentos han sido en vano, tú misma te has puesto tu propia venda, has decidido evitar todos mis consejos, mis suplicas y mis gritos de dolor. Porque yo también he sufrido, mientras tú te has negado a escuchar cualquier otra cosa que no sea lo que ahora quieres ser, lo que ellos quieren que seas.Tú misma has sido quien ahora mismo se ha herido sin saberlo. O sin querer hacerlo.
Has decidido acabar con el único fragmento de ti misma que quedaba por corromper. Has decidido destruirlo al ver que no podías cambiarlo.
Yo ya me voy, he de dejarte sola ahora, esconderme ésta vez donde sé que nunca jamás podrás encontrarme. Junto todo lo que has sido, todo lo que quedó por hacer.
He de advertirte que no podrás deshacerte de mí, siempre existirá algo de lo que forma parte de mi ser que dejará huella en el tuyo. Mis pasos no se borrarán con el viento, ni a propósito. Mi sangre formará parte de tu atuendo hasta el final de tus días.Me añorarás, pero cuando estés dispuesta a encontrarme, yo ya no estaré tan cerca...



Me sorprendí a mí misma recibiendo puñaladas de dolor por todas partes. Yo misma había decidido destruírme, el billete de ida estaba asegurado. Pero yo, lo que fui siempre, sabía que jamás volvería.

-

1 comentario:

  1. Me parece un buen relato.

    Está bien explicada cada situación y cada detalle, lo que te hace meterte en el personaje y empatizar casi completamente con él.

    Me gusta mucho por lo ya descrito, pero me gusta un poco más porque me da qué pensar.

    ResponderEliminar